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Eneritz Borinaga, boxeadora: «El boxeo me viene muy bien, porque me aplaca»

La boxeadora Eneritz Borinaga durante un entrenamiento

«Me río mucho con los chicos y nunca me he sentido ofendida», asegura Eneritz

Texto y fotos: i.m.e.

Eneritz Borinaga (Plentzia, 1988) se apuntó tarde a una disciplina que la ha transformado: el boxeo. Hasta los 15 años practicó fútbol en un equipo mixto, en el Barrika, y militó una temporada en el Athletic B. «Salí asqueada», dice, y trata de explicarlo: «a la semana tenía que ir tres o cuatro veces a Lezama, los entrenamientos eran muy serios, me vi fuera de sitio, porque yo hasta entonces había practicado fútbol por diversión. Allí no me divertía y me dieron puerta, aunque estaba pidiendo a gritos que me echaran». No solo fue el hastio; una lesión de rodilla también la hizo desistir. Dejó el balompié para siempre y se centró en sanar un cartílago articular del fémur un tanto rebelde. Lo hizo a base de bicicleta y natación, pero en la piscina se ahogaba de aburrimiento.

La boxeadora Eneritz Borinaga

Como el destino es caprichoso, se asomó a un gimnasio (Basakick) y el saco le guiñó un ojo. Ella respondió con un crotchet y desde entonces vive enredada entre las 16 cuerdas. Sueña y sueña con pelear, con mejorar y con alguna que otra medalla, pero el boxeo es su toma de tierra, porque el pugilismo no sabe de quimeras: hay que estar muy despierto.

Esta chica de ojos gatunos, 1,63 metros de altura y 51 kilos de peso es metódica, disciplinada y exigente consigo misma. Debutó en Gasteiz, en diciembre de 2012, y desde entonces ha disputado 20 peleas, con un balance de 8 victorias, dos nulos y 10 derrotas. «En adelante voy a mejorar mucho esta estadística», advierte el felino de MampoGym, que mira de reojo la medalla de oro de los campeonatos de España. Le sobran ambición y ganas.

¿Se puede decir que usted llegó al boxeo de chiripa?

Bueno, a mí me gusta el kick-boxing, pero con lo de la rodilla no puedo practicarlo. Estudié Fisio en Barcelona. Allí no entrenaba, y al volver a Barrika me apunté a Basakick, en Urduliz. Javi, mi entrenador, me dijo que pegaba duro y ese verano empecé a entrenar a saco. Hice algunos intergim con chicos y luego con Itzi Onaindi, que era mi entrenador. En esas primeras peleas estuve nerviosa, pero me gustó mucho, la sensación era increíble.

¿Qué le atrajo del mundo del boxeo?

La disciplina, la constancia… Me viene muy bien, porque me aplaca. Al final, se convierte casi en un modo de vida, porque es un deporte muy exigente.

La boxeadora Eneritz Borinaga con sus guantes

¿Y qué le aporta el box?

Antes tenía un carácter muy fuerte, mucha mala hostia… He sido testaruda. Ahora, descargo todo ahí y salgo nueva. También me ayuda a reflexionar: ahora sé quién soy y lo que quiero ser.

Debutó en Gasteiz, contra Laura Valle. ¿Se acuerda de ese día?

Claro, entonces no tenía ni idea de boxear (risas).

Pero en 2013 se proclamó campeona de Bizkaia y de Euskadi.

Si, en 2013 peleé con Nekane en las dos competiciones. La verdad, creo que de 20 peleas que llevo, la mitad han sido contra Nekane (risas). Luego, fuera de campeonato, me he pegado también con Violeta González y fue terrible, me dio un soberano repaso, en Erandio. Bajé de 56 a 51 kilos. Pero vi que tenía que entrenar porque no tenía fondo. He sido muy guerrera en el ring, y ahora me reservo más.

En 2014 y 2015 ha pinchado. ¿Por qué?

Creo que el Campeonato de Bizkaia me lo quitaron, pero bueno. En 2015 llevo más derrotas que victorias, pero estoy contenta porque he mejorado mucho, aunque aún me queda por aprender, claro. Por ejemplo, el 15 de junio peleé contra Nani Suárez en La Casilla. Perdí, pero me vi bien. Poco a poco noto cierta mejoría.

Ganó el bronce en los Campeonatos de España. ¿Le supo a poco?

Me metieron en una categoría superior, en 54 kilos, siendo de 51. La primera pelea contra Andalucía la gané, la segunda contra Castilla-León la perdí. La última rival era dura, miembro de la selección estatal, hicimos un buen trabajo y salí satisfecha.

La boxeadora Eneritz Borinaga tras un entrenamiento

¿Qué cree que le queda por aprender?

Tengo que hacer un boxeo más olímpico, tengo que moverme más, desplazarme mejor, entrar y salir, cruzar bien las manos cuando golpeo… Soy más de pegarme a la larga, prefiero esperar a la contra.

También ha adelgazado, ¿no?

Sí, de 58 a 51 que tengo ahora. Y me siento mucho mejor, me veo más rápida y más fuerte.

¿Ha cambiado su forma de entrenar?

No, es parecida, pero me he dado cuenta del tipo de boxeo que me gusta. Ahora quiero empezar a presionar más, sin esperar tanto a que me venga el rival.

¿Cuáles son sus características?

Soy pegadora y mis desplazamientos no son malos, pero tengo que lanzar más series de golpes y mejorar la coordinación de mis piernas. Me encantaría moverme como Mario Ospina, ser capaz de meter una marcha más.

¿Y qué le dicen sus amigos y sus conocidos cuando se enteran de que practica boxeo?

Lo típico, que tengo la cara bien, que no me he roto la nariz… No he tenido problemas en ese aspecto.

¿Tampoco con otros boxeadores?

No. Bueno, una vez un chico no quiso boxear conmigo, pero nada más. La verdad es que soy muy como un chico, soy vacilona y llana hablando, me río mucho con ellos y nunca me he sentido ofendida. Trabajo con personas, así que me gusta estar con personas.

¿Le preocupan los estereotipos? Por ejemplo, ¿que la gente diga que es usted un marichacho?

Los estereotipos siempre me han dado igual. Me encanta que la gente haga lo que le gusta; hay bailarines de ballet que lo hacen increiblemente bien, y hay chicas que boxean como los ángeles. Eso no significa que fuera de la actividad sea uno frágil y la otra una bruta. La gente que piense lo que quiera, los que me conocen saben de sobra cómo soy, que es lo que vale.

La boxeadora Eneritz Borinaga entrena con un compañero

Pero hay gimnasios en los que se respira cierto machismo…

Lo que le cuesta a una mujer es entrenar y encontrar rivales. El entrenador se tiene que mover el triple para encontrarte una pelea. Hay pocas rivales en Euskadi. También es verdad que poco a poco las mujeres se van acercando a los gimnasios de boxeo, pero todavía somos pocas. Además, o hay gente muy buena o chicas que empiezan ahora. A las que estamos en medio nos cuesta encontrar peleas…

Usted no es el modelo de mujer frágil, ¿o sí?

No, no soy una mujer frágil. Pero no por boxear, sino por la vida que llevo. Hago malabares para poder subirme al ring: acabar la segunda carrera, trabajar y entrenar todo lo que puedo. El día no me da para más, así que las relaciones sociales quedan siempre en un segundo plano. Lo que me propongo lo consigo a base de esfuerzo y sacrificio, en todos los ámbitos de mi vida.

¿Ha tenido problemas con sus novios, amigos o familia por el boxeo?

A mi ultima pareja la conoci por el boxeo. Es una de las cosas mas bonitas quee me ha dado este deporte. Él siempre me ha animado, aunque sí es cierto que como antes entrenábamos juntos, a veces discutíamos por tonterias y con otro compañero no lo harías. Es lo que tiene la confianza.

Acaba de cambiar de gimnasio y de entrenador. ¿Qué ha encontrado en MampoGym?

Tengo más gente con la que puedo boxear casi todos los días, puedo hacer ring con ellos. Los conocí en el Campeonato de España y creo que entrenando con ellos mis opciones de mejorar crecen. La gente de Mampo me ha acogido bien, hacen que me sienta bien, como en casa. Además, se respira competición y los entrenamientos son más exigentes.

LA OPINIÓN DE UNA COMPAÑERA Y RIVAL, NEKANE MARTÍN:

Eneritz es brillante, tanto a nivel personal como profesional, es
independiente y ha nacido para hacer cosas importantes. Es tenaz,
disciplinada y también muy apasionada, y ya sabemos que la pasión es
el motor de todo movimiento.

Como boxeadora, y a pesar de no haberse iniciado con grandes aptitudes,
ha ido mejorando su base técnica y ha conseguido cierta visión en poco
tiempo, empapándose y comprendiendo el funcionamiento de este deporte.
Todo a base de mucho trabajo. Eneritz es el vivo ejemplo de que el que
quiere, puede.

Como rival es difícil, siempre. Nos conocemos mucho, demasiado, pero
esta competencia hace que tengamos que crecer a la fuerza y yo creo
que nos hemos vuelto deportistas más completas, porque hemos tenido
que ir cambiando de forma de boxear para tratar de sorprendernos la
una a la otra.

Yo boxeaba en la distancia larga, respondiendo a sus ataques, y ella
no daba un paso atrás ni para coger impulso; poco a poco ha entendido
que esa no era la estrategia que tenía que seguir conmigo, así que se
ha adaptado a sus características físicas y ahora boxea más a la
larga, y la que ha tenido que cambiar soy yo, que empiezo a boxear
abriendo tumbas.

Eneritz es una persona increíblemente fuerte y tiene una gran
capacidad de esfuerzo. Si quiere algo lo va a conseguir, seguro»

La boxeadora Eneritz Borinaga, a punto de salir al ring

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