Gago gana su tercer cinturón del pluma por KOT en el décimo asalto y se abona a la épica

«Soy un tío muy sacrificado». Lo decía Andoni Gago en la soledad del vestuario de La Casilla, secándose tras la ducha, con la ceja derecha abierta y su tercer estuche con el cinturón de campeón de España al lado. «Son muchas semanas de trabajo para esta pelea. Y aquí está el resultado», añadía con una sonrisa.

Pero, sumado al trabajo y al sacrificio, hay boxeo. Este era el tercer combate por el título que hacía Sergio Romero. Los dos anteriores se saldaron con nulo. Tiene en sus vitrinas un WBC Latino que cosechó frente a Kiko Amarillo por decisión unánime. Y Romero no pudo escapar de Gago. El de Otxarkoaga supo llevar al madrileño, que manejó perfectamente el swing de derecha y el upper de izquierda, a ese territorio donde es el mejor: la extenuación, una mano más, otra mano, dos manos. Ese es el reino de Andoni Gago.

Romero, además de técnico y ortodoxo, se presentó perfectamente preparado y derrochó coraje. De otro modo el árbitro hubiera estado tentado de parar la refriega antes. En el cuarto round, el pundonor del aspirante y la campana frenaron la última avalancha del campeón. En el octavo sucedió otro tanto. Pero en el décimo, cuando resultaba innecesario y hasta imprudente, porque se había anotado la práctica totalidad de los capítulos y, además, el juez había restado un punto a Romero, Gago volvió a la carga. Como si fuera el aspirante. Como si fuera perdiendo. Y terminó derribando a su oponente sobre las cuerdas, cerca del rincón azul. Y levantó los brazos.

La Casilla explotó como si toda la noche hubiera estado aguantándose para ese momento. El delirio. Un Romero que luego necesitó que le exploraran la mandíbula agradeció la actitud del público y fue ovacionado. Gago dedicó el triunfo al barrio. A Otxarkoaga, a Bilbao y a Euskadi. Y se fue flotando entre aplausos y flashes.

Diez asaltos antes todo era tensión e incertidumbre. La cátedra mascullaba que El Macho era el campeón pero no el favorito. Pero el local salió de su rincón convencido de que el cinturón que había traído el presidente de la Comisión de Boxeo Profesional de la Federación Española de Boxeo en su estuche desde Madrid, se quedaba en La Casilla. No hubo tanteo y se anotó el primer round, en el que salio mal parado de un choque de cabezas. Los mismo sucedió en el segundo episodio, pero con resultado de un corte profundo en el arco superciliar derecho. La pericia de José Luis Celaya evitó resultados no deseados. Otro cabezazo en el tercer round condujo al árbitro a restar un punto al aspirante, que había sido advertido con anterioridad. El médico examinó la ceja de Gago en el propio ring y en su rincón. Ahí es donde todo pudo torcerse. Pero sólo se trataba de la antesala de la batalla. No hubo Waterloo para Gago.

Cortez resistió a Lejarraga

En el combate anterior sucedió algo que empieza a ser noticia: Kerman Lejarraga ganó por decisión unánime. No hubo KO, ni abandono, ni KOT. El muy bravo ecuatoriano afincado en Zaragoza, Jair Cortez, resistió. Y lo hizo por segunda vez. La primera ocasión, también en La Casilla, fue en mayo de 2013 y se las puso tiesas al de Morga. Ayer lo pasó peor. Hubo fases entre el primer y el cuarto round en las que la certeza del nocaut pisó la lona. Pero no se atrevió a pasar. Cortez salía trastabillado pero supo tirar de corazón, preparación y recursos para no doblar la rodilla ante los cañonazos del «Revólver». Y respondió con peligro.

Mucho mérito el de ambos púgiles. El de Dojo Zaragoza porque aceptó un compromiso que otros excusaron. Lejarraga es ahora mismo una de las más feas del baile pugilístico.Y el de Morga porque subió al ensogado ante el ecuatoriano tras dos cambios de rival. Ni el exaspirante al cinturón wélter de Nicaragua, Mora, ni el campeón de Hungría, Vajda, que se encontraba entre el público, pudieron medirse al vizcaíno por razones burocráticas o reglamentarias. Y eso, como es natural, desconcentró a un Lejarraga cuyos mentores remitirán la próxima semana el escrito pertinente a la Federación Española para que sea considerado aspirante oficial al campeonato estatal del wélter.

Por otro lado, el boxeador y su equipo quieren agradecer de corazón a las gentes del boxeo, tanto boxeadores. como preparadores, managers y representantes federativos, los esfuerzos sinceros que han hecho para que este combate se pudiera celebrar.

Micha fue superior a Téllez

Decimocuarta victoria profesional en el récord de Mikael Mkrtchyan sin haber cumplido los 23 años. El nicaragüense Edwin Téllez tuvo fases de brillo entre el segundo y el quinto asalto, con bravas respuestas al planteamiento de Mkrtchyan. Pero «Micha», como es conocido el armenio residente en Marbella, fue muy superior. Bien plantado sobre el tapete, combinó con autoridad para que no hubiera sombra de duda en los jueces. Con un aspecto inmejorable, rápido y elegante como es habitual en él, Mkrtchyan tuvo el combate siempre donde le interesaba. Saliendo del infigthn que proponía Téllez y disfrutando de la media distancia.

Todo un prospecto con mucho futuro que gustó en Bilbao. En los próximos puede confirmarse si será el rival del propio Gago con un cinturón intermedio en juego en lo que sería, sin duda, un combate de muchísimo interés.

Buena entrada en La Casilla y buenos combates amateur en el preludio, con victorias para la asturiana Nany Suárez y los vizcaínos Diego Valtierra, Danel Abando e Ibon Larrinaga, además de para el zurdo nicaragüense afincado en Bilbao, Henry Siles.

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