euskobox en facebook euskobox en ïnstagram euskobox en youtube euskobox en twitter euskobox en google plus

Haritz López de Lacalle:  “En dos semanas quiero estar entrenando y pensar en el título europeo”

El luchador Haritz López de Lacalle muestra las rastros de la batalla que tuvo que librar con Marcelo González para lograr el preciado cinturón de campeón de España de K1 profesional WAKO en 66,8 kilos. (Foto: Iñaki Mendizabal).

Haritz López de Lacalle muestra las rastros de la batalla que tuvo que librar con Marcelo González para lograr el preciado cinturón de campeón de España de K1 profesional WAKO en 66,8 kilos. (Foto: Iñaki Mendizabal).

Texto: Iñaki Mendizabal

El pulso lírico de la lucha cuerpo a cuerpo se esfuma con los primeros golpes. Pero como la victoria amansa las peores pesadillas, Haritz López de Lacalle está pletórico y, a su vez, aplacado. Con la rodilla izquierda pidiendo el finiquito, con la cara como el mapa de las Rocosas, con la nariz tumefacta y multicolor, salpicado de contusiones y arañazos, regala una sonrisa débil antes de recordar los lances de la contienda que el pasado sábado le enfrentó en Txurdinaga a Marcelo González.

“La pelea fue dura. Le tiré en el segundo asalto pero él aguantó. De vez en cuando se tambaleaba, pero resistía bien. En alguna ocasión pensé que se caía, pero no. En el cuarto me dio con la uña del pie y me cortó la nariz por la base. El árbitro vino a preguntar pero le dije que solo estaba sangrando como siempre, que eso era normal, y me dejó seguir. Por suerte no le hizo mucho caso a la herida y pude continuar y ganar el combate. En el hospital me dieron unos puntos debajo de la nariz y luego otros dos en la oreja izquierda. También tengo un golpe fuerte en el hueso de la nariz, pero no me la rompió. Y luego recibí muchos golpes en la pierna izquierda. Con las piernas se manejaba muy bien y me mantenía alejado; no podía enfrentarme a él con las piernas y decidimos hacerlo boxeando. Acertamos”.

Es la crónica acelerada de cinco asaltos interminables que llevaron a López de Lacalle a conseguir el campeonato de España de K1 profesional WAKO en los 66,8 kilos. “Ya estoy en los 75 kilos”, comentaba ayer el de Astrabudua, que para dar el peso ha hecho vida de monje en las últimas semanas.

Además, y aunque se le ve contento por la victoria lograda ante Marcelo González, Haritz tiene la vista puesta en otro cinturón, aún más complicado que el que acaba de lograr: “Ya estoy pensando en otras cosas, y la próxima parada es un campeonato europeo. Eso me motiva mucho, y también me motiva aprender y mejorar, porque aún tengo mucho que mejorar”.

Es el fuego perpetuo del luchador, que no se apaga ni con la más amarga de las derrotas. Menos aún cuando el viento sopla a favor. Haritz volverá cuando sanen las heridas, cuando no le duela nada más, porque para un luchador la salud es el silencio del cuerpo.

Retrato de Haritz López de Lacalle tras el combate de K1 en el que ganó el cinturón de campeón de España WAKO

Retrato de Haritz López de Lacalle tras el combate de K1 en el que ganó el cinturón de campeón de España WAKO (Foto: Iñaki mendizabal).

OPINIÓN

ESKERRIK ASKO

Hay veces que para hablar de alguien resulta conveniente hablar de uno mismo.

Conocí a Haritz hace casi dos años. En un gimnasio que es una ratonera curiosa donde confluimos bichos multiformes que nos queremos y nos respetamos a nuestra manera. La primera vez que me subí al ring con él me gustó su arrojo y su planta: 70 kilos de pura fibra y la incógnita de unos ojos vivos y negros pidiendo guerra. Trataba de mantener la guardia cerrada y soltaba series algo ortopédicas, procurando amarrar los pies, que de vez en cuando amagaban con golpearme.

Me impresionó su obstinación por el ataque, a ratos suicida, y por una malsana costumbre que le viene de lejos: pone el rostro como cebo y cuando aciertas a darle un puñetazo en la cara, sobre todo en la cara, él te mira con los ojos brillantes y te regala una sonrisa de flan que te deja KO.

Dicen que la risa es comunicativa, pero yo no he sabido nunca descifrar ese morse de los labios que practica Haritz. Desconcertante. Pero aún más asombrado me quedé cuando, acabado el último asalto, me dio las gracias: agachó la cabeza, hizo una mínima y sincera reverencia, y me dijo eskerrik asko.

Pensé que se había equivocado. “No puede ser que el campeón de Euskadi de K1 (ahora vigente campeón de España) me haya dado las gracias, ni siquiera por hacerle de saco (acostumbro a mimetizarme bien en ese rol)”, pensé. Pero sí, me di cuenta de que yo no era especial, que no era el único al que Haritz daba las gracias tras embestirle o ser embestido. Lo hace con todo el mundo.

Creo que el gesto, en su simpleza, dice mucho de él. Y, además, es contagioso (en el gimnasio es habitual que los púgiles se den las gracias tras el entrenamiento).

Después me he fijado más en su forma de ser, porque está claro que ha aprendido a boxear (que se lo pregunten a su último adversario), aunque no ha perdido la costumbre inaudita de sonreír al rival, como si el golpe le provocara una indiferencia divertida. ¿Desdén al dolor? También, supongo. Pero, sobre todo, creo que es su modo de enfrentarse al mundo: siempre tratando de superarse, siempre inconformista, siempre al lado de aquellos a los que quiere, regalando, las más de las veces, esa liviana sonrisa, jarabe para los sentidos.

Haritz es un hombre con voluntad de hormigón, un cazador feroz y algo inconsciente. Irresistible, porque el encanto siempre es misterioso.

Iñaki Mendizabal

Envía http%3A%2F%2Feuskobox.com%2Fharitz-lopez-de-lacalle-en-dos-semanas-quiero-estar-entrenando-y-pensar-en-el-titulo-europeo%2F por email

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *