Jon Núñez, el boxeador que estudia Ciencias Económicas

Jon Núñez con su cinturón de campeón de Bizkaia del peso ligero

EL GETXOZTARRA, CAMPEÓN DE BIZKAIA GANANDO AL MÁXIMO FAVORITO DE SU CATEGORÍA EN LA FINAL, YA PIENSA EN EL CAMPEONATO DE EUSKADI

Jon Aritz Núñez (Getxo, Bizkaia, 23 años) es un boxeador que no tiene problemas con las «cuentas». Estudia Ciencias Económicas en la Universidad del País Vasco. «Me va bien la carrera», asegura. El boxeo le ha gustado siempre. Recuerda cuando veía combates en la televisión con sus padres. Pero no tuvo opciones claras de entrenar hasta ser relativamente mayor. «Un amigo iba a practicar a Bunk3r (Romo, Getxo), fuí con él y me gustó. A los seis meses empecé a competir, aunque no pensaba hacerlo. Pero me enganché», explica.

Núñez ha protagonizado una de las grandes sorpresas en las finales de los campeonatos de Bizkaia disputadas recientemente en Sestao. Alcanzó el combate definitivo para medirse al máximo favorito, dos veces campeón de Euskadi, y se hizo con el cinturón en un pleito muy táctico en el que demostró buena técnica y nervios de acero.

«Jon es un ganador nato. Boxea muy bien para llevar menos de 15 combates. Y, además, golpea muy duro. Tiene muchas cualidades y una enorme confianza en sí mismo. Evoluciona muy rápido», describe su entrenador, Kepa Sabin Lertxundi.

Con 1,69 metros de altura y un peso por debajo de 60 kilos, Núñez presenta un físico en el que se adivina la potencia de sus manos.  Sin embargo, para ser un boxeador de puño pesado, sus púgiles favoritos son auténticos estilistas: los cubanos Yuriorkis Gamboa y Guillermo Ringodeaux y el norteamericano Tim Bradley.

El objetivo ahora son los campeonatos de Euskadi, en los que el getxoztarra representará a Bizkaia en el peso ligero. Sus padres irán a verle. «Aunque sufren mucho».

Y después el tramo final del curso y los exámenes de Ciencias Económicas. Esa es otra pelea en la que las «cuentas» también resultan decisivas para este deportista que forma parte de una nueva generación de boxeadores que rompen algunos de los prejuicios que lastran las 16 cuerdas.

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