Cantera de «Domadores»

TEXTO Y FOTOS, I.M.E.

Aunque en la última Serie Mundial de Boxeo, Cuba acaba de doblar la rodilla frente a los lobos de Astaná (Kazajistán) por 6-4, los guanteadores cubanos siguen sembrando el terror en el ámbito amateur. Llevan años imponiendo su estilo en el terreno aficionado, un método que ya han exportado a infinidad de países (Venezuela, Bolivia, Argentina, etc).

El éxito de los domadores cubanos se fundamenta en una larga tradición y en el lugar que ocupa este deporte en la sociedad caribeña. Tras el béisbol (al que llaman pelota), el boxeo es el deporte nacional por excelencia. Eso explica la ingente cantidad de chicos (y en los últimos años también chicas) que se incorpora a las múltiples escuelas que florecen a lo largo y ancho de la geografía de la Isla.

Por ejemplo, la provincia de La Habana cuenta con quince escuelas, en las que entrenan cerca de 500 boxeadores a las órdenes de 45 entrenadores. Y Cuba tiene 15 provincias y un municipio especial (Isla de la Juventud), donde en estos momentos podrían estar entrenando cerca de 4.000 jóvenes. (SIGUE TRAS LAS FOTOS).

Pero no sólo es la cantidad. El sistema de escuelas cubano alberga a muchos de los mejores entrenadores del mundo, técnicos que saben perfectamente lo que hacen.

René Pedrosa es uno de los entrenadores de la escuela Rafael Trejo, de La Habana Vieja. A su mando tiene a cuarenta chavales de edades comprendidas entre los seis y los 14 años. Una cantera firme y motivada. «Tenemos de todo, pero muchos de estos chicos vienen de familias pobres que no pueden darles ni zapatillas. En ese caso, nosotros tratamos de suplir estas carencias con lo que tenemos en la escuela. Aún así, nos hace falta de todo; sobre todo guantes y zapatillas», avanza Pedrosa.

Pedrosa no está solo y cuenta con la ayuda de Alexis, que analiza el porqué del éxito internacional de los domadores. «Aquí empiezan desde pequeños y les corregimos los errores y las manías. Aprenden a desplazarse pronto y para los 15 o 16 años ya se han pegado con todos. Nuestra escuela es meticulosa y estamos todo el rato encima de ellos. Nos gusta este trabajo, no lo cambiaría por nada del mundo, y luego es maravilloso el poder ayudarles, no solo a nivel deportivo, porque cada cual es distinto y tiene sus problemas y su carácter. Les forjamos para enfrentarse a la vida y también a sus rivales, en el cuadrilátero», matiza Alexis.

Así, un boxeador cubano de veinte años puede tener a sus espaldas una media de 150 o 200 combates en el terreno amateur. Por tanto, es fácil de entender la pujanza de estos deportistas y de su estilo. «Es parte de un todo, les enseñamos a moverse rápido, a lanzar muchas manos, a que esas manos que lanzan sean certeras, les enseñamos a tirar palante, a ser ellos mismos pero con disciplina, les enseñamos a ser humildes en el ring, a respetar al rival, estudiamos todas las variantes de este deporte y las aplicamos de forma individual en cada boxeador», aclara el entrenador.

Y aunque hasta hace unos años no estaba bien visto, a los domadores se les están agregando ahora algunas domadoras. «Estamos contentos con eso; además, son grandes deportistas, y aunque aún no pueden competir, quién sabe, quizá algún día sí», concluye Pedrosa.